Nuestra mente no todo el tiempo es un lugar seguro, cuando la ansiedad, el estrés y el miedo se apoderan de nosotros podemos tocar un lado muy oscuro, sin embargo, no debemos evitarlo, al contrario debemos de aceptarlo y aprender a utilizar todas las herramientas posibles para saber sobrellevar esos altibajos.
En los últimos años, he aprendido a manejar de manera exitosa las crisis de ansiedad y depresión, la terapia ha sido una factor fundamental en este camino, así que te quiero compartir lo que he aprendido y lo que más me ha funcionado para poder erradicar los pensamientos negativos que llegan a mí cabeza.
El punto principal de esto es reconocer e identificar cuales son los principales pensamientos autodestructivos que tienes, debido a que muchos de ellos suelen ser repetitivos. Dudas de tus capacidades, te comparas con otros, no te crees suficiente, sientes que algo malo va a pasar, sientes que todo lo tienes que hacer perfecto por que si no no funciona, etc. Todas esas ideas suelen convertirse en una bola de nieve que generan limitantes y pueden provocar baja autoestima, depresión, entre otros conflictos.
Así que para comenzar puedes hacer un ejercicio de autoanálisis sobre qué es lo que más suele atormentarte. Estas ideas se caracterizan por ser repetitivas y perturbadoras. Asimismo, logran establecerse en la mente durante un tiempo largo, incluso cuando se intenta evadirlos.
En mi caso, también aprendí a detectar qué situaciones me detonaron esos pensamientos y atacar el problema desde la raíz. Es importante que conectes con tu mente para poder saber cómo te sientes, una vez que lo tengas definido puedes hacer lo siguiente:
Cuando surja un pensamiento autodestructivo, intenta buscar uno más optimista o constructivo. Por ejemplo, cuando comencé mis clases de salsa mi pensamiento era “tal vez no soy tan buena para esto, hay personas lo hacen mejor”. Cuando me percate de cómo me estaba sintiendo, entendí que tenía que pagar la cuota de novato y me dije : -”tal vez no soy buena ahora, pero si no lo intento jamás lo seré”-. Todos hemos sido nuevos en algo, así que no tengo porqué sentirme mal por eso.
Este punto es vital para mí, en ocasiones es bueno apagar la mente, no todo el tiempo tenemos que estar en una constante conversación profunda, es bueno distraerse y darle espacio a la mente para que respire. En mi caso, la música es una gran herramienta para cambiar mi estado de ánimo, pero puedes intentar con la meditación, la escritura, el ejercicio o lo que mejor te acomodé.
Verbalizar cómo me siento ha hecho que todo se vuelva más ligero, si me siento triste que las personas lo sepan, porque a quien realmente le importa tu bienestar jamás te a juzgar, así como comparten momentos felices también es sanador empatizar cuando alguien no la está pasando bien. Tanto en terapia como en mis relaciones he construido un lugar seguro para ser abierto respecto a la vulnerabilidad, creéme el camino es mejor acompañado. ¡No te aisles!
Cómo te trates, cómo te respetes, cómo pienses, cómo crezcas, cómo vivas, así te va a tratar el mundo y la vida. Por eso es súper importante que siempre te pongas cómo prioridad, tu salud mental, tu cuerpo, tus metas y tu bienestar es lo más importante. Aprende a verte con amor, a tratarte con respeto y empatía, deja de ser tu propio enemigo.
Recuerda que el proceso no es lineal, pero un pequeño paso hace toda la diferencia. ¡Gracias por estar! Te quiero mucho.
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