En los últimos años, la hipersexualización ha sido tema de debate debido a que se sabe que, los medios de comunicación son los principales promotores de la obsesión que se tiene por resaltar los atributos sexuales por encima de cualquier cualidad que pueda tener una persona.
Aunado a que la llegada de las redes sociales y el Internet ha catapultado el consumo de contenido sexual, según el medio Family Safe, cada segundo: 28,258 usuarios de Internet ven pornografía, cada 39 minutos: se crea un nuevo video pornográfico en Estados Unidos y esta industria tiene mayores ingresos que las empresas de tecnología combinadas: Microsoft, Google, Amazon, eBay, Yahoo!, Apple, Netflix y EarthLink.
Todo esto antes de pandemia, ya que las cifras han aumentado debido al auge de Onlyfans, si bien esta red social ha estado en el mercado desde el año 2015, durante el 2020 generó un revuelo debido al incremento de la hipersexualización, cosificación y mercantilización en el contenido en general.
El debate de este fenómeno se asemeja al de la prostitución, ya que es una red de contenido pornográfico independiente donde existe una libre elección, un intercambio sexual y un pago monetario pactado.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que igual que el sistema prostitucional, la mayoría de las personas que publican contenido en esta red social son mujeres que se encuentran en una vulnerabilidad social y económica, las cuales son sometidas a procesos de cosificación e hipersexualización.
La facilidad de consumo pornográfico y la falta de educación sexual están afectando la percepción que tenemos sobre el sexo, debido a que el contenido para adultos está lleno de violencia y sexismo. Así que es natural, que las personas que lo consuman tiendan a reproducir las mismas ideas en la vida real, por lo tanto se aprende a erotizar la violencia y a minimizarla.
Luego de la pandemia mundial y la crisis económica que esta desató, miles de creadores vieron esta plataforma cómo una oportunidad para generar nuevos ingresos; como consecuencia, grupos feministas ha analizado la situación.
“La prostitución, que tradicionalmente hizo la función de escuela de iniciación en la práctica sexual de los hombres, es una de las causas fundamentales que reproducen la desigualdad y estimulan la violencia”, asegura la filosofa feminista Ana de Miguel.
Para ella, la prostitución refuerza la desigualdad social, estimulando así la violencia hacia las mujeres que tanto se vive hoy en día.
Así que tanto estas plataformas como este tipo de contenido afecta socialmente, ya que muchos jóvenes ven el impulso de ofertar contenido íntimo, quedando expuestos a la violencia digital, a la vulnerabilidad de datos personales y a la permanencia eterna de dichos contenidos en la red.
Es importante mencionar que no es que la pornografía sea mala o que deba de censurarse, sino que, así como se ha regulado el consumo de tabaco y alcohol es importante regular la exposición ante los niños y jóvenes. No existe regulación en torno a la la codificación del cuerpo humano y su reducción a un mero medio para obtener placer sexual en ningún medio.
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